miércoles, 3 de diciembre de 2014

Europa 2020. Una estrategia de crecimiento

Comentarios sobre el documento de la Comisión Europea. Europa 2020.

El documento expone la base ideológica para la reestructuración y recuperación de Europa para la próxima década.

Para ello, se ha diseñado una estrategia basada en tres principios básicos, tales como, el crecimiento sostenible, inteligente e integrador. Con ello, se han marcado objetivos en materia de empleo, una inversión en I+D, junto al cumplimiento de directrices medioambientales, aumentando la escolarización y reduciendo la pobreza.

La aplicación de estas medidas debe realizarse a nivel nacional con los presupuestos de fomentar la innovación e investigación, mejorar los resultados a nivel educativo, la creación de una agenda única digital, promover la eficacia energética, apoyar una base industrial sostenible, modernizar los mercados laborales y la creación de una plataforma contra la pobreza.

Con todo ello, se pretende una reforma del sistema financiero, un saneamiento presupuestario para un crecimiento a largo plazo y el fortalecimiento de la cohesión entre los Estados Miembros. El parlamento europeo será el canalizador de las iniciativas clave para garantizar que todas las medidas lleguen hasta las respectivas localidades y la propuesta tenga éxito.

Analizando el contexto en el que nos encontramos, podemos advertir que ha habido un detrimento del PIB, un aumento del paro y un decrecimiento industrial que nos devuelve a la década de los noventa. En definitiva la crisis ha retrotraído el desarrollo en veinte años, reduciendo nuestro potencial de crecimiento a la mitad.

Más profundamente, esto ha puesto de manifiesto las carencias de Europa en antes del comienzo de la crisis en muchos ámbitos. Principalmente, la falta de inversión en investigación y los entornos empresariales poco dinámicos. Por otro lado, el problema del paulatino envejecimiento de la población desde el boom demográfico de los 60 se traduce en un aumento de la tensión social. Y el crecimiento de otras economías que a la par de suponer un riesgo competitivo, crean expectativas comerciales para las empresas europeas. Todo esto se traduce en la necesidad de una actuación conjunta, evidenciando la interconexión e interdependencia que ya existe entre las 27 economías europeas y especialmente en la zona euro.

Existen, además, tres planteamientos para la recuperación. El primero y más optimista que hace referencia a la recuperación sostenible. Otro, denominado recuperación tibia, con un comienzo sobre una base erosionada y el más pesimista, llamado década perdida con la subsiguiente pérdida irreparable de riqueza.

Europa debe actuar, y para ello, la inversión en innovación respecto a otras economías debe buscar la eficiencia. Conjuntamente, en materia de educación, también nos encontramos con ciertas deficiencias frente a economías como Estados Unidos o Japón. Por último, la búsqueda de una sociedad digital que pueda compartir sus conocimientos también supone una necesidad inminente para la Europa de la próxima década.

Concretando en materia de educación, que es el tema que nos atañe, y en referencia al programa “Juventud en movimiento” la UE propone lo siguiente: promover el atractivo internacional de las instituciones educativas europeas, mejorar la calidad general de todos los niveles educativos y mejorar la situación laboral de los jóvenes.

Con ello, se pretende intensificar los programas de movilidad universitaria. Instaurar una agenda de modernización de la educación superior. Motivar el espíritu emprendedor. Garantizar una inversión adecuada en el sistema educativo. Y definitivamente, mejorar las expectativas de los jóvenes para su inclusión en el mercado de trabajo.

Es evidente, la acuciante situación de crisis estructural, financiera, social, identitiaria y finalmente, de ideales, que ha afectado a Europa en los últimos años. Por su parte, el documento presenta una eficiente reestructuración de planificaciones, propuestas, valores y en muchos casos ideales a los que debe de adherirse toda la comunidad que conforma Europa.

Sin embargo, el documento en sí mismo, está lleno de redundancias y generalidades que no ofertan verdaderas soluciones prácticas para las iniciativas expuestas. En todo caso, y sin ánimo de menospreciar el carácter optimista y enérgico del documento, este expone, el curso burocrático que las propuestas han de seguir para que los órganos de la UE pongan en marcha estos ideales. Por el contrario, el texto carece de especificaciones al respecto de cómo iniciar estos procesos de forma fehaciente.

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