miércoles, 3 de diciembre de 2014

Familia y Escuela

Dado que la escuela no es el único contexto educativo, sino que la familia y los medios de comunicación también intervienen en esta tarea, la escuela necesita pues, crear una visión colectiva de la educación.

El escenario educativo se ha ampliado. En la sociedad del conocimiento, no basta con centrarse en el curriculum, hay que establecer una verdadera coyuntura con las familias estableciendo una responsabilidad compartida, dado que la carga educativa de la familia aún es de primer orden. En palabras de Juan Carlos Tedesco, “se precisa un nuevo Pacto Educativo”.

Las escuelas por si solas no pueden asumir todos los retos educativos, y educar a la ciudadanía aisladamente, es evidente, la necesidad de un “Famili Involvement”.

En primer orden, la visión tradicional de la familia ha mutado, añadiendo con esto, la desestructuración del cuadro de ideas, valores y códigos de la vida cotidiana. Por otro lado, hay inseguridad e inestabilidad sobre las pautas de socialización a trasmitir a los hijos. Y por último, los niños pasan largos periodos de tiempo alejados del espacio familiar, reduciendo el contacto directo con padres y hermanos. En definitiva, hay que reinventar la definición de la familia y el papel socializador de esta.

Existen diferentes procesos de des-socialización y des-institucionalización sufridos en la segunda modernidad que ha llevado al hombre y la mujer a buscar su propia individualidad. Pero el individuo correctamente socializado, debe ser capaz de actuar autónomamente, al tiempo que se adecua a las normas sociales establecidas. Sin embargo, existe una disociación emanada de la des-institucionalización que crea un proceso de subjetivización, que no camina paralelo a la socialización. Esto ejerce un peso enorme sobre la labor docente.

Cada vez más, es manifiesto que la capacidad educadora y socializadora de la familia se ha debilitado, convirtiendo a los centros educativos en la “institución total”.
Se trata de esa tendencia de las familias a delegar en los centros educativos. Pero pese a lo que se pudiera pensar, existe un alto grado de participación familiar en el ámbito educativo, con niveles de confianza destacables en la escuela.

También el paradigma de esta relación entre escuela y familia está cambiando. Las familias en la actualidad se preocupan por la calidad y eficiencia de los centros escolares. Los derechos como ciudadanos se han trasmutado en exigencias de consumidores.

Con ello, el sentimiento de los padres en relación a los centros educativos se ha tornado de co-gestores a consumidores. Como dice Anderson, “cuando los principios consumistas y orientados al mercado amenazan con reemplazar a la participación democrática, es crítico entender mejor, no solamente que las formas de participación autentica pueden constituir ciudadanos públicos más auténticos, sino que también, ese tipo de ciudadanos puede llevar a la creación de una sociedad democrática y socialmente justa”.

Así mismo, la resignificación de los centros educativos como más autónomos, debe generar nuevas propuestas en el marco de organización interna. Promoviendo nuevas estructuras que dinamicen con la colaboración familiar que no terminen languideciéndola.

En cuanto al profesorado y la relación con los padres, parece haber problemas cuando los padres se inmiscuyen en las cuestiones pedagógicas. Sin embargo, aunque los padres no estén capacitados para expresarse en ámbitos curriculares, su voz debería ser oída por parte de los docentes, de manera que la comunicación no fuera unilateral sino co-participativa.

También es inminente una resignificación profesional del docente. Porque la perspectiva anacrónica del docente o la ideología neoliberal, pone a padres y profesores en confrontación, con lo cual, para un resultado satisfactorio y una relación saludable entre ambos es conveniente reevaluar el papel del profesorado. Hay que implicar a los padres activamente en el proceso educativo.

“Hoy es imposible educar a los alumnos sin contar con los padres”.

Keith identifica dos tipos de discursos al respecto de las relaciones de la sociedad educativa y sus funciones. Uno dominante y otro emergente.

El discurso de provisión de servicios, donde las escuelas se convierten en centros de recursos para las perspectivas de las comunidades. Y el discurso del desarrollo de la comunidad educativa, apuesta por una relación más inclusiva Entre estos dos discursos hay, la ya mencionada diferencia entre clientes y agentes del cambio.

Existen además determinadas estrategias para implicar a los padres en el contexto de la comunidad educativa.

Primero, existen estrategias para incrementar las capacidades del centro escolar e implicar a las familias. Creando un clima escolar dinámico e interactivo, favoreciendo la creación de confianza. Y segundo, estrategias para capacitar a los padres a involucrarse efectivamente, haciéndolos conscientes del papel activo que pueden desempeñar.

Para además incentivar de forma eficiente estas estrategias, es necesario, mantener una información fluida y constante. Permitirles la participación en la configuración del centro educativo y el proyecto escolar. Junto con la prestación de servicios complementarios a la escuela.

En definitiva se trata de trabajar por el capital social renovando e tejido social y las interrelaciones de este y acabar con el aislamiento interno y externo de los centros educativos.

Estamos viendo desde muy diferentes enfoques y a través de muy diversos autores la necesidad de trabajar en conjunto, por parte de todos los actores educativos. Considero innegable esta necesidad, y al igual que en otros campos socio-culturales, este tipo de democracia deliberativa se está expresando de una forma u otra paulatinamente.

Como futuro docente, no solo concuerdo con estos principios e ideales, sino que encuentro estas y otras iniciativas completamente factibles en referencia a un papel activo frente a la educación por parte de todos.

Al principio del documento se expresa la perdida de referentes morales que ha llevado a cierta desmotivación por parte de la sociedad frente a diversos retos ciudadanos. Sin embargo, la perdida de esos referentes institucionales nos libera de una moral dominante y nos permite crear una moral contextual y útil para la convivencia.

Cualquier persona en todos los aspectos de su vida necesita sentir felicidad y satisfacción. Esta felicidad y satisfacción no se obtiene con una actitud pasiva, sino con la motivación emanada de una acción que se autoregenera.

El éxito educativo está en la felicidad de todos sus miembros. Para alcanzar esta felicidad es necesario tener un papel activo, y si todos estamos dispuestos a colaborar, es mejor hacer juntos.

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