Los centros educativos se organizan y estructuran en función
a la legislación vigente establecida a lo largo de diversos niveles de
concreción. Estos, dispuestos por los distintos estamentos legislativos, tienden
a complementarse desde lo general a lo específico para así poseer una guía
según la que proceder. Esos primeros estamentos están dispuestos por los gobiernos centrales y autonómicos, y
es a partir de las leyes, reales decretos, decretos y órdenes vigentes, de los
que se fundamentan el resto. Tal es el caso de las vigentes leyes de educación LOE y LOMCE, esta última en proceso de implantación.
Es por ello por lo que en un primer momento todos los
centros adscritos a un mismo nivel educativo (institutos por ejemplo) parten de
una base común que han de cumplir, pero que conforme se va descendiendo en la
jerarquía se da lugar a una diferenciación cada vez más marcada.
A este respecto, cada centro tiene su propio Plan de Centro,
por lo que cada uno responderá de forma diferenciada a los problemas y
necesidades que se le planteen desde su contexto social, además de poseer su
propia gestión interna y organizativa. Así pues, podemos encontrar diversos
instrumentos en este nivel como son el ROF (reglamento de organización y
funcionamiento), los proyectos de gestión, o los proyectos educativos tales
como los PAD, POAT, y planes de convivencia entre otros, cada uno propios de un
centro.
Pero en lo que afecta más directamente a los alumnos del
centro y a la actividad propiamente dicha dentro del aula tenemos las
Programaciones didácticas, en las que se organiza no solo el temario, sino también las actividades, contenidos,
pautas, competencias etc, y que obligatoriamente se rigen por las necesidades
del grupo y la legislación vigente.
Finalmente y no siempre puesto en práctica, pues depende de
la situación de determinados alumnos, podemos encontrar las Adaptaciones
curriculares individualizadas: ACI, dedicadas a alumnos que posean algunas
necesidades especiales por las cuales deban recibir una atención por parte del
docente más individualizada y tengan problemas para el normal desenvolvimiento
en el aula.
Por todo ello podemos ver como la estructura organizativa de
los centro educativos se conforma en distintos niveles desde los general a lo particular,
respondiendo en cada caso (centro) a sus propios intereses y a las necesidades
y problemáticas que su entorno le impone. Así podemos deducir que tanto el
entorno educativo como el medio social están íntimamente ligados. De hecho no
se puede entender la educación como algo ajeno a la cultura propia de zona. Un caso
práctico que se puede derivar de esto es la búsqueda en cada centro de un
perfil concreto de profesorado que ha de encajar dentro de las directrices
marcadas por el mismo, y que estos deban adaptarse a los planes dispuestos por
los departamentos y directivas.
Pero si asumimos que la educación está intrínsecamente
ligada al contexto social y su cultura, pienso que este no debe ceñirse solo al
espacio educativo, sino que ha de existir una relación y un diálogo más profundo
entre los dos elementos. A este respecto existen las asociaciones de padres,
talleres y demás planes de trabajo como aulas abiertas, comunidades de aprendizaje,
etc. que viene a responder, cada vez más a esa realidad de la escuela que vivimos hoy.
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